¿Es bueno tenerlas? Las fantasías son representaciones de algo que hemos vivido o que hemos creado en nuestra imaginación y que adornamos a nuestro gusto recreándonos en ello. Si el contenido de estas representaciones es sexual, hablamos de fantasías sexuales.
Ocupan un lugar muy importante en nuestra vida sexual y nos acompañan a lo largo de toda nuestra vida. Es necesario tomar conciencia de que tener fantasías es sano y estimulante, además nos permite un auto descubrimiento de nuestra erótica. Negar nuestra fantasía es negarnos a una parte muy enriquecedora de nuestra sexualidad.
Los beneficios de tener fantasías sexuales
1. Mejoran la autoestima
Las fantasías nos ayudan a sentirnos más seguros de nosotros mismos. Es decir, nos sentimos deseados y nos imaginamos potenciando nuestros atributos o cualidades. En el mundo de la fantasía dejamos a un lado todo lo negativo y eliminamos nuestra visión crítica. Todo es perfecto y eso hace que nuestra autoestima se eleve hasta las nubes.
2. Incrementan el deseo sexual
Las fantasías nos ayudan a evadirnos y a romper con la rutina. De esta forma también promueven una sexualidad que no se centra exclusivamente en la penetración. Las relaciones sexuales se vuelven más espontáneas ya que dejamos a un lado los miedos y las limitaciones.
3. Facilitan llegar al orgasmo al aumentar la excitación
También favorecen la aparición de nuevas conductas sexuales como por ejemplo nuevos juegos preliminares. Las fantasías sexuales contribuyen a aumentar la creatividad y enriquecen enormemente las relaciones sexuales.
4. Impulsan nuestra imaginación
Las fantasías sexuales nos llevan a situaciones excitables que dudosamente podríamos realizar en la vida real. Podemos imaginar que mantenemos relaciones, por ejemplo, con alguien que sabemos que jamás las tendremos.
5. Ayudan a conocernos mejor
Además, nos sirven para preparar futuras relaciones ya que las creamos como ensayo. Explorar nuestras fantasías sexuales nos ayuda a conocernos mejor y a descubrir lo que más nos gusta y excita. Enriquecen la visión que tenemos de nosotros mismos y de los demás, garantizándonos un aprendizaje muy sincero de nuestra sexualidad.
6. Alivian el estrés y la ansiedad
Las fantasías sexuales nos relajan y nos entretienen incluso en aquellas situaciones en las que no vaya a haber erótica ni autoerótica. Simplemente como distracción, por ejemplo, en un viaje largo.
7. Nos ayudan a afrontar situaciones negativas
Las fantasías sexuales manipulan la realidad de tal manera que poco a poco somos capaces de enfrentarnos a dicha situación.
*Fotografía: Catherine Deneuve en ‘Manon 70’ (1968)
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